Una persona, independientemente de su nivel académico, si toda tu vida ha sido curiosa, sociable, ha practicado la lectura, si se ha interesado por aprender cosas nuevas y diversos temas, dichas actividades hacen que se creen más conexiones neuronales, y eso, a su vez, hace que el cerebro tenga más recursos para hacer frente a cualquier enfermedad neurocognitiva que se pueda presentar. Es la reserva cognitiva.
Dichas actividades permiten que el cerebro se estimule y ejercite de la mejor manera, y esto lograría retrasar el envejecimiento cerebral, ya que a medida que avanza la edad el tamaño del cerebro disminuye, se altera la producción de hormonas y neurotransmisores, el cambio más importante es la pérdida de muchas de las conexiones entre las neuronas, unas células de larga vida que no se dividen y, por lo tanto, difícilmente se regeneran.
Es muy difícil saber cuándo comienza propiamente el envejecimiento cerebral, dado que es un proceso sin una definición clara, sin embargo, la neuropsicólogo del Hogar La Ponderosa, Katherine Vergara, mencionó que “a partir de los 30 años puede comenzar una reducción paulatina del volumen cerebral, se incrementan los surcos en el cerebro, es decir, se pone más ‘arrugadito’”.
Añadió la neuropsicólogo que esa disminución de peso hace que haya más líquido en los ventrículos y en la parte externa. Por otro lado, puede haber una reducción en las ramificaciones dendríticas de las neuronas. Vergara indicó que “las neuronas se pueden mantener muchas veces, pero si existe una reducción en la cantidad de ramificaciones que tienen, esto hace que la conexión entre neuronas sea un poco más lenta”.
Otra característica del envejecimiento cerebral es la acumulación de proteínas en forma de agregados, que tienden a depositarse tanto dentro como fuera de las neuronas. Esto puede desencadenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, como las enfermedades de Alzheimer, el Párkinson y el Huntington.
Señaló que “siempre es recomendable mantener un control regular con el médico familiar, pero esto es más necesario a partir de los 55 años, cuando el cuerpo y el cerebro, por diversas razones, pudieran registrar más cambios. Sobre todo, si se observa algo diferente en la evolución o comportamiento normal de la persona, el médico familiar puede determinar si es relevante y lo remitirá al especialista adecuado, para que se pueda determinar la causa”.
La neuropsicólogo señaló que en el caso de haber sufrido algún evento cerebro vascular o alguna enfermedad susceptible de dejar secuelas en el cerebro, no solo es necesario la evaluación temprana y el tratamiento oportuno, sino también seguir con los controles periódicos con un especialista, a fin de vigilar que el tratamiento esté ayudando a mantener a raya las posibles consecuencias del evento sufrido, y que no sucedan nuevos eventos, y así conservar la autonomía y calidad de vida del paciente.
Conservar la salud
Para mantener el cerebro sano la especialista consultada destacó la importancia de tener un estilo de vida saludable siempre, es decir, crear hábitos adecuados que cuiden y protejan el cerebro como: una alimentación nutritiva, buena rutina de ejercicios físicos, dormir de 7 a 8 horas todas las noches, evitar el uso de medicamentos que no estén prescritos por un especialista, evitar el alcohol y el cigarro, mantener los niveles de estrés bajos y evitar el consumo excesivo de azúcar y de sal.
En el Hogar La Ponderosa los huéspedes disfrutan de diversas actividades en grupo en las que se incluyen conversaciones, lectura, música, poesía, narraciones fabuladas, comidas, paseos por áreas verdes y jardines, así como contacto familiar, que forman parte de rutinas diarias de estimulación cognitiva, que conservan su salud cerebral y les brindan calidad de vida.
Si quiere saber más de éste u otros temas sobre trastornos neurocognitivos y los servicios que presta puede consultar la página web de Hogar La Ponderosa, https://hogarlaponderosa.com/ o a través de sus redes sociales como @hogarlaponderosa en Instagram y Facebook.